Con una clara alusión a El ciudadano (Citizen Kane, 1941),
Gustavo Leonel Mendoza realiza el documental que remite al magnate fundador de
la ciudad uruguaya de Piriápolis: su mito, leyenda y misterio a su alrededor,
son la base de este trabajo.
Francisco Piria fundó hacia la década del treinta, un
imperio similar a la Xanadú ideada por Charles Foster Kane en el film de Orson Welles. El Hotel Argentino es una de las
monumentales edificaciones que creó y cambiaron para siempre la imagen de la
localidad costera. Desde los ojos de hoy parece una ciudad perdida en el
tiempo. Pensar en la mente de su ideador es adentrarse en un misterioso
universo plagado de incógnitas que poco tienen de racionalidad. Mendoza parte
de tales datos para reconstruir en el tiempo su figura y hacer un viaje por la
ciudad oriental y la mente de su creador.
Como en su anterior film Nadie inquietó más (2010), dedicado a la figura de Narciso Ibáñez Menta, se reconoce en Mendoza una
pasión definida sobre el tema que trabaja: El recorrido informativo propone un
viaje al interior de la ciudad y sus secretos relacionados a la enigmática figura
de su fundador. Por eso abre su film del mismo modo que el clásico de Welles. La muerte del magante poderoso, y el
noticiero de época que bordea, sin nunca definir, la verdadera naturaleza de
Piria.
El planteo es sumamente interesante, pero se diluye en el
desarrollo y en la falta de pasión que el personaje inspira. Hay mucho misterio
sobre él, pero los entrevistados lo definen como un personaje rico en
características pero admirado y odiado por igual. Lo mismo sucede con Kane pero
es muy diferente el caso de Narciso Ibáñez Menta, cuyo reconocimiento
público es unánime. Mendoza toma
la estructura de El ciudadano pero
luego la abandona siguiendo la línea de su anterior film. Y cuando Nadie inquietó más decaía en información crecía
en la pasión que despertaba el personaje. Eso no sucede con Piria, al cual
nunca llegamos a conocer realmente, y pareciera que, como en el film de Welles, sólo lo rodeamos sin nunca terminar de
conocerlo.
Orson Welles plantea
un juego con su film con el fin de criticar el valor de verdad que construían
los medios que el mismo Charles Foster Kane dirigía. El caso de Piria es
diferente, y la pasión que Mendozasiente y trata de trasmitir con su
búsqueda, no se transfiere del mismo modo al espectador. Como si sucedía con
Narciso.
Dicho esto, es notable el viaje por el espacio (la ciudad de
Piriápolis) y por el tiempo (el viaje al pasado en la búsqueda de su fundación)
que realiza Mendoza con Ciudadano Piria (2014). Por ese espíritu, el
documental vale en su propuesta y cumple su objetivo.
Emiliano
Basile - Escribiendocine
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